Y entre medias estoy yo, con una moneda, por un lado el Sol, por otro La Luna, ella decide qué soy ¿el Sol o La Luna? Lanza, juega, gana o pierde.
Sólo somos el reflejo de lo que eramos, los restos de una utopía destruida por el odio y la codicia. Individualmente increíbles, colectivamente aniquiladores de todo lo que amamos.
jueves, 25 de octubre de 2012
Lanza, juega, gana o pierde.
Como el Sol y La Luna, independientes, ninguno necesita del otro, nada gira alrededor de nada, distintos como el día y la noche, pero increíblemente unidos para que existan ambos. Sin Sol no habría Luna, y sin ella el Sol no brillaría ni la mitad ahí arriba. La Luna, fría como el hielo ártico, con una cara oculta que nunca veremos, escondida de la humanidad, una parte que sólo ella misma conoce, el Sol, ardiente como nada en el firmamento, millones de grados, siempre visible, descubierto, su único misterio es su interior, su creación, su belleza. El Sol, explosivo, efusivo, color rojo intenso, ardiente, con sus tormentas solares que salpican radiación a millones de kilometros, amirable de ver, adorado por todas las culturas como fuente de la vida, La Luna, tosca, pálida y blanca, marcada por los miles de impactos en su superficie, horrenda, misteriosa, a veces visible, otras veces tramando algo en la oscuridad, fría, sobretodo fría.
jueves, 11 de octubre de 2012
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